Durante la época decembrina, cuando las tradiciones tienen un valor especial y las familias buscan espacios para reunirse, una casa ubicada en la Loma De la Cruz se transforma en un punto de encuentro para la comunidad para la comunidad.
Desde hace más de 14 años, la vivienda de Noralba Medina se ha convertido en el epicentro de las novenas navideñas gracias a un pesebre gigante que representa unión, fe y tradición.
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Aquí, se instaló el pesebre que se ha convertido en un espacio de encuentro comunitario durante la temporada navideña.
Esta estructura, cuidadosamente elaborada, recrea el nacimiento de Jesús y se ha consolidado como una de las tradiciones más esperadas por los habitantes del sector y visitantes.
¿Quién es la protagonista de esta historia?
La protagonista de esta historia es Noralba Medina, una habitante del sector, quien desde hace más de 14 años lidera la construcción del pesebre.
Con el apoyo de su esposo y de un vecino, Noralba transforma su hogar en un escenario navideño que convoca a familias completas, niños, jóvenes y adultos mayores que participan de las novenas decembrinas.
Noralba además de abrir las puertas de su casa, tambien le abre un espacio a la comunidad donde la Navidad se vive desde la cercanía, la colaboración y el sentido comunitario.
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¿Dónde ocurre?
El pesebre se encuentra ubicado en el segundo piso de la casa de Noralba, en la Loma de la Cruz, uno de los sectores más tradicionales de la ciudad, reconocido por su valor cultural y por ser punto de encuentro para actividades artísticas y comunitarias.
Durante diciembre, este lugar se transforma en un escenario navideño. La instalación del pesebre se realiza cada año durante la temporada decembrina.
En esta ocasión, el pesebre estará expuesto hasta finales del mes de enero, permitiendo que más personas puedan visitarlo y disfrutar de esta manifestación cultural y religiosa.
Año tras año, Noralba construye este pesebre con un propósito claro: congregar a las familias y fortalecer la unión comunitaria durante la época decembrina.
En un contexto donde muchas tradiciones se han ido perdiendo, esta iniciativa se mantiene viva gracias al compromiso, la dedicación y el amor por la Navidad.
Noralba Medina; “Es algo que hago con mucho amor, para que la tradición no se pierda. Yo realizo las novenas, entrego helado, pastel y un poco de todo. Aquí vienen familias y niños a reunirse. No cobro por esto; lo hago con mucho amor“.
“Yo empecé con cuatro casitas y, poco a poco, fui terminando el pesebre a lo largo de todo este tiempo, con la ayuda de mi esposo y de un amigo. Cada muñequito lo hice yo; algunos me los regalaron, pero la mayoría los elaboré con mucho amor y dedicación“.
Expreso Noralba Medina
La construcción del pesebre refleja el trabajo colectivo y el apoyo entre vecinos, demostrando cómo pequeñas acciones pueden generar un impacto significativo. Con el paso de los años, el pesebre gigante de la Loma de la Cruz se ha convertido en una tradición que trasciende generaciones.
La historia de Noralba es un ejemplo de cómo la iniciativa individual puede convertirse en un referente comunitario.
Su casa, durante la Navidad, deja de ser un espacio privado para transformarse en un lugar de encuentro colectivo, donde el espíritu navideño se vive de manera auténtica.
Un espacio abierto para la comunidad
El pesebre permanecerá abierto al público hasta finales de enero, ofreciendo la oportunidad de conocer esta tradición que, durante más de 14 años, ha unido a la comunidad de la Loma de la Cruz.
Para quienes creen en la importancia de preservar las costumbres decembrinas, este espacio representa una invitación a compartir, reencontrarse y vivir la Navidad desde lo comunitario.
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