Difícil imaginar a Jorge Fresquet, el más emblemático rockero de Cali, escuchando baladas de Camilo Sexto, Rafael o Sabú. Pero así fue, Jorge creció en ese ambiente de los setenta y ochentas, cuando la balada latinoamericana se había tomado las emisoras del continente y aquellas composiciones almibaradas, con grandes orquestaciones impactaron a toda una generación. Por supuesto allí estaba Jorge, quien pronto hizo el tránsito a esa pasión rockera que ya había anidado en él y que venía de la mano de grupos como Black Sabbath, Led Zeppelin, Pink Floyd. Sin embargo, esas canciones jamás lo dejaron y gran parte de sus composiciones tuvieron referencias a esos grandes de la balada mundial.
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“En 1979 conocí una banda que se llamaba Green, que era de José Tejada, un bajista que cantaba. Era norteño yo era sureño, de Champagnat. La verdad fue que el rock unió el norte y sur de la ciudad través de nosotros. Yo era del sur, me mantenía en Champagnat, no había autopista, todo era muy nuevo la ciudad era muy fragmentada, los gomelos del norte y los guabalosos del sur. Y claro, cuando llegué a la primera banda en los ochenta se produjo una crisis, eran chicos del norte, manes más grandes que yo, me miraban como un moco porque llegaba en bicicleta, no tenía Adidas, ni Levis, ni nada de eso, pero abrí la boca, toqué ‘Hotel California’ y ya esos manes me miraron como si fuera hermano de ellos”.
Hijo de Carlos Fresquet, un argentino que llegó a Colombia como futbolista para jugar en el América de Cali, Jorge no heredó ni la cintura, ni la potencia, ni el físico del papá. Pero sí el talento para arrancar aplausos y que una tribuna aplaudiera a rabiar su calidad en las tarimas.
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Después de estar un tiempo en la escena rockera francesa, Jorge regresó a la tierra de sus amores y en Cali se unió a la banda Kronos, de David Corkidi, con quien ha llevado una sólida relación musical que este viernes 19 de junio celebrará 40 años de una de las bandas de rock más importantes de Colombia.
En 90 Minutos hablamos con la leyenda, un músico que tampoco le tuvo temor a las fusiones y hasta hizo de uno de sus éxitos, ‘Igual que ayer’, una tremenda canción salsera.
Jorge, cómo fueron tus coqueteos iniciales con en el rock
Siempre hubo rock en Cali, en esa época más o menos a finales de los setenta, me estaba graduando del colegio, y entro a la Universidad del Valle a estudiar comunicación, mi hermano mayor había llevado a la casa un álbum de Led Zeppelin que me llamaba la atención.
Luego entro a la Universidad y tengo un compañero que escuchaban rock, sobre todo el ochentero, The Eagles, Ozzy Osbourne, Black Sabbath, The Purple, y en 1979 conocí una banda que se llamaba Green, que era de José Tejada, un bajista que cantaba.
Ahora mismo, era norteño yo era sureño, de Champagnat. La verdad fue que el rock unió el norte y sur de la ciudad través de nosotros. Yo era del sur, me mantenía en Champagnat, no había autopista, todo era muy nuevo la ciudad era muy fragmentada, los gomelos del norte y los guabalosos del sur.
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Y claro, cuando llegué a la primera banda en los ochenta se produjo una crisis, eran chicos del norte, manes más grandes que yo, me miraban como un moco porque llegaba en bicicleta, no tenía Adidas, ni Levis, ni nada de eso, pero abrí la boca, toqué ‘Hotel California’ y ya esos manes me miraron como si fuera hermano de ellos. Eso rompía paradigmas de estrato y lo corroboré en Francia, como estudiante y ya me miraban como el cantante de Fire Fox, lo de la música es chévere, rompe paradigmas que nos creamos nosotros.
El rock ha tenido una historia muy fuerte en Cali, a pesar de ser una ciudad muy salsera. A partir de tus investigaciones, cómo fue esa llegada del rock a esta capital
Tengo entendido que entró por Buenaventura, si lees a Andrés Caicedo te das cuenta que permeó la juventud sesentera esta ciudad, hablaba de Richie Ray, al igual que de Keit Richards, hablaba con pasión de los Rolling Stones, como de Richie Ray.
Asimismo, Andrés tenía el pelo largo, rompía paradigmas. Hubo varias bandas en Cali, recuerdo a Terrón de sueños, Arco iris, Andrómeda, Expreso del oeste, donde el reconocido fotógrafo Micky Calero era el baterista, en esa época setentera estuvo duro el rock. Por su parte, recuerdo que en el colegio Champagnat hicieron el primer concierto de rock, era un sitio cerrado casi echan a los chicos de once. Yo vivía en ese barrio y cuando hicieron ese concierto recuerdo que había mucho ruido, fui a dar una vuelta por allá, y ayudé a un chico que tenía suecos a colarse por la tapia, y era la primera vez que veía a alguien con suecos, yo era un niño, allí me chocó un poco porque olía a esos perfumes pachulis, no entendía mucho lo que estaba sucediendo.
Pero ya en sexto de bachillerato vi Jesucristo Superstar y allí sí quedé enamorado.
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Kronos sin duda marcó tu vida musical, pero cómo fue tu llegada a esta banda que cumple 40 años de puro rock
Kronos se crea en 1985, era un sueño de pelados, yo empecé con una banda en 1982 que se llamaba Kaos. David comenzó con Kronos en 1985, dos años después me fui a Francia a estudiar y en 1989 regreso y ya Kaos no existía. Cuando llegué me junté con David y seguí trabajando con Kronos desde 1989. Las influencias de David eran Van Hallen, Kiss, Switt, para mí fue mucho Black Sabath, The Purpel, Led Zepeling, y a mí me encanto Yes, una banda inglesa, y Emerson Lake and Palmer, también europea.
Eran unas bandas como muy experimentales, en la universidad los trabajos que hacíamos para audiovisuales los musicalizábamos con temas de Pink Floid.
Por qué siendo Cali una ciudad tan salsera, el rock tuvo una gran expresión y permanencia en esta ciudad. ¿Cuál es tu explicación?
Porque vos ves la raza caleña y es la mezcla tan grande que hay, además el caleño es muy abierto, no es sectario, no se queda con algo, el caleño rockero le gusta la salsa, y es raro.
Yo hice Igual que ayer en versión salsa. Está en todas las plataformas, es un homenaje a la ciudad y dice mucho de la crianza mía en esta ciudad. Somos una ciudad muy abierta a los sonidos, digo algo y es que me parece que siendo Kronos una banda de rock que no cambió su estilo, sino que se modernizó, evolucionó en cuatro décadas, Kronos suena a una banda de rock latina.
Por sus letras, las melodías de sus canciones que son muy traídas de Camilo Sexto, de Rafael, de todos los españoles. Vos escuchas, incluso, las letras, así una patética porque me encanta Nino Bravo, Camilo Sexto, los grupos argentinos, Sui géneris, Espineta, te digo que por ejemplo Igual que ayer dice: ‘En tu equipaje llevas escondido mi corazón, un beso y una flor’. Un verdadero homenaje, un guiño a Nino bravo, cuando me paro a escuchar la discografía de Kronos, digo hermano, esa es la discografía de uno.
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Pero mucha gente escucha ‘Fuego en mis venas’ e ‘Igual que ayer’ y no más. Sin embargo, dentro de la musicalidad de Kronos, y nosotros mismos la estamos descubriendo ahora por los cuarenta años, trayendo una cantidad de temas a un concierto que va a durar más de dos horas, con invitados, entonces comenzás a redescubrir y a darte cuenta que lo que parecía ser una desventaja es ahora una ventaja porque mucha gente no conoce los temas de Kronos, entonces todo los que traigas ahora suena a nuevo.
Hablaba con David eso y descubrirlo es muy interesante porque nuestro próximo álbum es acústico, trae muchas canciones ya hechas de Krono. Pero en una versión acústica, amplia, para todo el público, pero no perdiendo la esencia de rock and roll.
Ahora hablábamos de tus gustos musicales. ¿Qué banda te ‘explota’ la cabeza?
Yo me he preguntado: ¿Si me fuera a un sitio alejado que álbum me llevaría? Y yo me llevaría el primer álbum de The Boston, el primero y segundo álbum son joyas, muy alegres, fiesteros. Hay baladas divinas como ‘More than a feeling’, por ejemplo, pero hay otra balada que me gusta más y se llama A Man I’ll Never Be. Es una canción hermosísima, con unos coros bellísimos, son álbumes muy bien hechos…
Te voy a preguntar por algo aún más difícil y es qué composición de las tuyas te gusta más
‘Fuego en mis venas’ es una canción muy bella y es el himno de la banda, pero un tema distinto que me guste por decirte algo, porque es jodido responder la pregunta de a cuál de tus hijos querés más, es una balada que se llama ‘Poder Olvidarte’, que sale en el Álbum 7, está orquestada y tiene unos coros enormes, una orquestación con violines y es el único tema de despecho que escribí y fue cuando me separé, salí con alguien y no me fue muy bien, eso iba y venía, iba y venía y en esos ires y venires duré un año escribiéndola. Porque empecé muy rabioso, luego pude estar tranquilo entonces la dejé y volví a estar rabioso al año y la terminé.
Toda una historia alrededor de un solo tema, impresionante lo que hacen las emociones
Sí y tuvo una metamorfosis esa canción porque está compuesta en sol mayor y cuando fuimos a grabarla el productor Germán Villacorta sugirió hacerla en tonalidad menor y el teclista hizo un re menor y sonó muy chévere y es muy raro porque yo canto la misma melodía en tonalidad mayor y la misma melodía en tonalidad menor, ósea no le cambio la melodía, es algo extraño y particular.
Ahora mencionabas el tema de las baladas y el impacto que tuvieron en tu musicalidad, lo cual me sorprende, háblame un poco de la influencia de aquellas canciones románticas de los setenta y ochenta.
Escucho a Nino Bravo, Camilo Sexto, Luisito Rey… la primera canción que yo me aprendí fue una milonga, cigarrillos 43, esa es la que me aprendí, cando vivíamos en Argentina con mi papá. La música cómo se nos pega, nos une, es como un corazón allí latiendo todo el tiempo. Estuve en el coro polifónico, hacíamos El Mesías de Hendel, el Carmiña Burana, me nutrí musicalmente en esta ciudad, el coro lo dirigía Marta Lucía Calderón, era una maravilla. Y las baladas, lógico, era una época en que se escuchaban mucho y pues me influyeron bastante porque algunas tienen unas letras verdaderamente espectaculares.
Bueno y hablemos de esa experimentación tan fuerte que te gusta hacer y de ese tema clásico de tu repertorio que pasaste del rock a salsa
Yo quería hacerla, le había comentado a David que quería un mejor productor, se me estaba complicando la cosa, le comenté a trombonista amigo y le conté cómo la quería, entonces llegan unos amigos divinos, el man se presa con el trombón, un instrumento que me parece muy rockero… muy salsero, de los años 70, me gusta lo que hace Oscar D’León.
Y me gusta lo antillano, en el solo entra un cuatro puertorriqueño y luego un pregón muy caleño dedicado a esta ciudad, diciendo que soy rockero, pero que soy de esta tierra, me corre por las venas la salsa y por las arterias el rock and roll, pero no le paré bolas en un principio, la gente me decía que no estaba de moda, pero eso no me importaba, a mí lo que me importa es que me salga del corazón, que yo lo haga de manera honesta… Yo mezclé toda esa música, y quedó muy ‘pro’…
Pero entonces es la caleñidad la que te salió a flote, los sonidos de esta tierra que también te llamaron, el sonido del tambor afrolatino
A veces pienso que si Andrés Caicedo viviera seríamos muy buenos amigos, andaríamos juntos, no lo conocí, ni su vida, ni nada, superficialmente, pero en los libros te podés dar cuenta que era muy caleño.
Tuvimos muchas ofertas para irnos a Bogotá, yo las tuve del Teatro Nacional, pero para mí primero es la vida, desde allí es cuando puedo ser creativo. Yo fui a trabajar a Bogotá por seis meses, en 1992 hice una obra que me encanta, que es el Jesucristo Superstar, y tuve el papel que quería, que era el de Judas, pero no me aguantaba la ciudad, me enfermé.
Cali es otra cosa, donde vivimos nosotros es una maravilla, tenemos el río Pance al lado, los amigos, la ladera con su parte fría. Alguna persona me preguntaba si extrañaba el anonimato, pero a mí no me afecta, no soy Juanes, lo bonito es que siempre la gente viene a saludarte con una sonrisa, con los ojos brillosos, alegres y te abre la mejor puerta de un ser humano, su cariño. La mayoría de personas que te leen el lado chévere, me lo dan y yo también les doy el lado mío.
Bueno y finalmente hablemos de esa gran celebración de los 40 años de Kronos y el concierto que realizarán en el Teatro Jorge Isaacs, el 19 de junio
Vamos a tener dos baterías en escena, nuestros amigos que han pasado por Kronos van a estar invitados, también otros músicos sorpresa, van a ser dos horas largas en donde repasaremos toda la historia de la banda. Al final creo que es la madurez la que le pone la firma y el sello a cada producción. En los conciertos te encontrás con gente que llega con sus nietos, con sus hijos. Somos una banda vigente y creo que allí podemos resumirlo todo. Será un concierto con mucha calidad y emotividad.
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