El aficionado más ilustre del fútbol español durante más de 40 años, Manuel Cáceres Artesero, conocido como Manolo ‘el del Bombo’, falleció este jueves 1 de mayo a los 76 años de edad.
“Ha fallecido uno de nuestros seguidores más fieles, quien siempre nos acompañó en las buenas y en las malas. Sabemos que seguirás haciendo retumbar nuestros corazones. Descansa en paz, Manolo. Nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos”, publicó el perfil de la selección de España en la red social X.
El famoso seguidor, oriundo de Ciudad Real, vivía en la localidad de Moncofar, en la provincia de Castellón. Desde allí, se desplazaba a ver los partidos de la selección española cuando sus fuerzas todavía se lo permitían, siempre acompañado de su bombo.
Manolo alentó a los futbolistas españoles en diez ediciones del Mundial durante cuatro décadas.
Su último partido fue el España-Países Bajos que se disputó en Mestalla el 23 de marzo en el que la Roja acabó imponiéndose en la tanda de penales tras empatar 3-3 en el tiempo reglamentario.
Perfil
Manuel Cáceres nació en Ciudad Real, pero pocos años después se trasladó a Huesca, lugar donde afloró su pasión por el futbol, por lo que desde muy joven ya era una constante verlo en las graderías del Alcoraz para animar al equipo local y más tarde también al Zaragoza.
Pese a que se hizo visible en la Eurocopa de 1980, su salto a la popularidad se dio tras el Mundial de 1982 en España, donde se recorrió más de 15 mil kilómetros acompañando a su selección.
Por eso, en ese momento ya era normal verlo con su chapela, el chirulo en el cuello, su bombo y la camiseta de la selección con el número 12 en la espalda.
(Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP) | Foto: AFP
Según cuentan los aficionado y algunas revistas españolas, ese recorrido lo dejó en la ruina, por lo que después de algunos años pasado afugias económicas, decidió instalarse en Valencia, donde abrió un bar frente al estadio de Mestalla, un lugar donde por más de tres décadas fue uno de los sitios de encuentro futbolero más famoso de esa ciudad española.
Pese a todas las dificultades Manolo, que ya estaba jubilado, nunca dejó de animar a la selección española, pues esa fue su gran pasión.