En la primera entrega de este especial hablamos de las bondades de los humedales en la recarga del acuífero de Cali, futuro de los caleños, que además funciona como un escudo natural contra el cambio climático y la conservación de especies.
Desde los humedales se tejen procesos de vida, es el caso de Charco Azul y el Pondaje, hoy los únicos humedales naturales que quedan en la zona urbana de la ciudad; y cuyo proceso más importante se da de forma subterránea.
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“Por el crecimiento urbano estos fueron quedando aislados, pero esa dinámica hídrica no se ha perdido porque ellos subterráneamente tienen ese contacto con el río Cauca”.
Ana María Valencia, coordinadora del programa de humedales del Dagma.
Sin embargo, como ningún otro humedal en Cali, esta zona tiene una grave problemática de basuras y asentamientos humanos, por eso se han venido tejiendo procesos socio ambientales para que la comunidad del sector se apropie de la vida que aquí nace cada día.
“Siento que con el trabajo que hemos venido haciendo que, con las comunidades que se han ido empeorando cada vez más, vamos a lograr en muy corto tiempo que esos humedales puedan ser un espejo ambiental de lo que estamos haciendo”.
Ana María Valencia, coordinadora del programa de humedales del Dagma.
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Corredores ambientales como el humedal de Charco Azul y El Pondaje están siendo recuperados por la comunidad para incentivar el avistamiento de aves, de la rica flora y fauna que tiene este sector del oriente de Cali.
Lideresas como Sofía Arrechea son vitales en el cuidado de estos espacios, una tarea de conservación que no detiene ni un solo día. “Hay muchas aves migratorias y nativas, es importante cuidarlas porque este es un humedal que se hizo para regular las aguas lluvia de Cali, sin embargo, es importante, porque sabemos que hay vida”, mencionó la lideresa.
“A pesar de que las personas vienen a avistamiento de aves, a este humedal no se le da tanta importancia. Debería ser un lugar turístico, en donde la gente pueda venir y apreciarlo”.
Sofía Arrechea, lideresa.
Justamente ese el mayor reto de las autoridades, lograr que las ciudades entiendan la riqueza e importancia de la conservación del agua y sus procesos de vida. “La educación es el principal reto que tenemos. Es el desconocimiento y el no estar conectados con lo que pasa en nuestra ciudad, cuando no sabemos lo ricos que somos; no aprovechamos nuestra naturaleza”, señaló Alejandra Zamorano, bióloga del grupo de humedales y ecosistemas del Dagma.
“Aquí la comunidad es vital para proteger, preservar y en muchos casos restaurar el ecosistema”
Mauricio Mira, director del Dagma
Además, esto se suma al reto que hoy tienen las autoridades ambientales de seguir un proceso de recuperación, esta vez, en la ruralidad.
“Las comunidades han empezado a conocer mucho más estos humedales y a apropiarse de ellos, a querer trabajar por su recuperación. Vamos a dar un paso gigante a los humedales que están en la ruralidad, que también necesitan de estos procesos”.
Ana María Valencia, coordinadora del programa de humedales del Dagma.
En la última parte de este especial, conoceremos un proceso social liderado por la comunidad en el humedal Isaías duarte Cancino, y como desde sus aguas, hoy se crea conciencia y empresa para sus habitantes.
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