La Unión Europea acordó conceder a Ucrania un préstamo de US$105.000 millones, después de que los líderes del bloque no lograran consenso sobre el uso de activos rusos congelados.
El acuerdo se alcanzó después de 17 horas de intensas negociaciones en una cumbre celebrada en Bruselas y le permitirá a Ucrania cubrir algunas de sus necesidades militares y económicas durante los próximos dos años.
Aunque es una noticia positiva para Kyiv, no es el resultado que muchos deseaban.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, había instado a los líderes de la Unión Europea (UE) a utilizar cerca de 200 mil millones de euros (US$234 mil millones) en activos rusos congelados.
Pero para que eso pasara, Bélgica —país donde se concentra la mayor parte de esos fondos— pedía garantías sobre el reparto de la responsabilidad financiera y exigencias que otros Estados miembros se negaron a aceptar.
La UE también perdió la preciada oportunidad de mostrar un frente unido.
Hungría, Eslovaquia y la República Checa aceptaron apoyar el préstamo—que necesitaba unanimidad para aprobarse— pero solo si se les permitía quedar exentas de financiarlo.
Para muchos analistas, esta es otra muestra de las divisiones dentro de Europa sobre cómo actuar frente a Ucrania y Moscú.
Desde Kyiv habían dejado claro que el dinero no era un lujo, sino una necesidad.
Sin esos fondos, Zelensky advirtió a los líderes de la UE que su país no tendría suficiente dinero para pagar a los soldados ucranianos ni para comprar las armas necesarias para contrarrestar la agresión rusa.
Aunque la idea de utilizar los fondos congelados rusos es apoyada por muchas naciones europeas, como Alemania, Finlandia, Suecia y Polonia, otras se muestran más cautelosas frente al tema.
«Fundamentalmente erróneo»
Al inicio de la tensa cumbre del jueves, el primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó que los líderes de la UE tenían una decisión clara: pagar dinero hoy o pagar con sangre mañana.
Aclaró que no se refería a Ucrania, sino a Europa.
El plan de préstamo conjunto de la UE para Ucrania surgió como la alternativa a una iniciativa muy debatida de recaudar más de US$100.000 millones utilizando activos estatales rusos congelados en el bloque, valorados en 210.000 millones de euros.
Kyiv había calificado esa idea como moralmente justa, tomando en cuenta los miles de millones de dólares en daños que Moscú ha causado en Ucrania.
Sin embargo, varios países de la UE temían posibles represalias legales por parte de Rusia.
También les preocupaba que la reputación internacional de la eurozona como destino seguro para activos globales se viera afectada.
Además, el gobierno belga consideraba el plan como «fundamentalmente erróneo».
Defendía que la iniciativa podría ser percibida como una confiscación y por eso pedía sólidas garantías por parte del bloque para hacerle frente a futuras posibles demandas con las que Rusia ha amenazado.
El primer ministro belga, Bart De Wever, temía que Bélgica podría quedar obligada a pagar miles de millones de euros si Moscú lograba demandar con éxito a Euroclear, la infraestructura de los mercados financieros de la zona euro, donde se encuentran depositados los fondos.
Para aprobar el plan, el gobierno belga deseaba que otros países de la UE se comprometieran a cubrir el 100% de cualquier reclamación contra Euroclear y que otros aliados que han congelado activos rusos, como Reino Unido, Estados Unidos y Japón, los utilicen en apoyo a Ucrania.
Pesimismo
Tras el anuncio, el mandatario ucraniano agradeció a los líderes europeos por el acuerdo, que calificó como un «respaldo significativo que fortalece de verdad nuestra capacidad de resistencia».
En un mensaje en X, destacó la importancia de que los activos rusos permanezcan «inmovilizados».
Pero en las calles de Kyiv el ambiente era un poco más pesimista.
Fuente de la imagen, Getty Images
Por su parte, Oleksiy Ostapovych, un oficial del ejército ucraniano, no ve ninguna perspectiva de paz en el nuevo año: «Ni yo mi pueblo estamos dispuestos a renunciar a los territorios por los que han muerto tantas personas».
Por ahora, el préstamo es un salvavidas que el gobierno de Zelensky necesitaba.
Pero no será suficiente. Se estima que Ucrania requiere otros US$52.000 millones para cubrir todos sus costos hasta 2026/2027.
La UE confía en que los aliados de Ucrania fuera del bloque, como Reino Unido, Japón y Canadá, puedan asumir parte de esa cuenta.
Mantenerse a flote ahora también permite a Kyiv acceder a préstamos de instituciones como el FMI.
Funcionarios de Estados Unidos y Rusia se reunirán este fin de semana en Miami para continuar las negociaciones, informó un representante de la Casa Blanca a la agencia AFP.
Se espera que el enviado del Kremlin, Kirill Dmitriev, se entreviste en Miami con los enviados de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner.
Mientras tanto, Zelensky anunció que las delegaciones ucraniana y estadounidense celebrarán nuevas conversaciones el viernes y el sábado en Estados Unidos.
El presidente ucraniano indicó que espera que Washington ofrezca más detalles sobre las garantías que podría brindar para proteger a Ucrania de una nueva invasión.
*Con reportaje de Chris Graham y Katya Adler

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